jueves, 20 de junio de 2013

Incauto

Usted señor, tiene cierta capacidad transitoria.
¿Qué?
Sí, respecto a los momentos. Su capacidad transitoria hace más breve los momentos, de lo que el tiempo a usted le pueda permitir.
¿A qué se debe?
Usted es prófugo como el viento.
-No le entiendo señor.
-Sí, es usted un imbécil, un gran imbécil. No sabe reír por la vida, es totalmente un ignorante, porque no la conoce, solo se alegra por sí mismo.
-Fueron esas reglas de enseñanza, las que me permitieron independizarme a una edad cortísima, ni se imaginaría usted.
-Déjese de tonterías, tiene que volver a aprenderlo todo, a dejar de quererse un poco. Déjese querer.
-No tengo edad para dejar que me quiera nadie.
-No tiene edad, no tiene edad, no es capaz...
-¿Sabe usted cuando no será capaz de hacer las cosas? Cuando no huela las flores que tiene al lado, cuando no sienta un cosquilleo cuando se enamora, cuando esté...
-¿Cuando esté qué? 
-Cuando la vida le haya cogido de las mismísimas criadillas, haya quebrado, ¿sabe usted?
-¿Entonces que podría hacer? ¿Tiene cura?
-Vuelva a nacer,simplemente, déjese llevar. Sea permisible con la propensión ajena, la del vecino. Pero ante todo sea permisible con lo que desee de verdad, no se evapore como si le rindiera cuentas a alguien cuando contemple que le empiezan a amar.
-¿Por dónde empiezo señor?
-Primero deberá levantarse de esa silla, tiene que tener el trasero terriblemente cuadrado.

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