Quizás sea el más fiel,
el que juega al escondite,
tardío, no asume,
el más católico creyente ¿Y para qué?
Manchado de deudas,
dándose en cada rellano de esplendor baños de inseguridad,
fuerte, inquebrantable,
corre por la sangre, desencaja en la sociedad.
Duda sin saciedad de todos menos de su espejo,
quizás a Descartes se
le pasó este gran antemano,
porque llevaba a cuestas la misma ropa,
el mismo chaqué de este efímero nocturno, creyente en vano.
¿El miedo? ¿Y para qué?
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